
Cartas diminutas para Teo
Piezas azules, 2025.
Día 19
Hace frío, pero la sola sensación de estar viva me provoca euforia.

Día 25
Lo quiero todo, hijo mío.
Quiero vuestro amor y quiero mi libertad,
quiero frenesí y quiero calma.
Quiero la fruta siempre en su punto.
Escribir un diario, así como escribir cartas hoy en día es el triunfo de la lentitud, un hacer detenerse el fragor cotidiano para darse al interlocutor.
Este libro es un viaje epistolar que recoge las treinta cartas que una madre escribe a su hijo durante una residencia literaria en Suecia. En ellas relata su día a día entre bosques, frío y escritura, y convierte cada experiencia en un puente íntimo hacia él.
Carmen Berasategui completa el lirismo de estas cartas con una colección de treinta collages que no se conforman con ilustrar, sino que amplían y expanden el sentido y la belleza textual.
El juego epistolar —que Teo nunca llega a responder— se vuelve un retrato tierno de la maternidad a distancia, de la culpa y el impulso creativo en soledad, de la búsqueda de la belleza y de cómo el amor persiste incluso en silencio.








